El 12 de Octubre, conmemoramos el día del respeto a la diversidad cultural. Hacemos un alto en el camino para compartir con quienes por siglos estuvieron sumergidos en el olvido, en el rechazo, en la poca consideración de los poderes de turno y de la sociedad misma. Los de otra raza, los de otro color, los humildes de todas las razas y de todos los tiempos, excluidos junto a los pueblos originarios, estos que hoy, todavía, tienen que luchar por lo que era suyo, no sólo las tierras usurpadas sino por su cultura, por su forma de vida.
También el 12 de octubre de cada año festejamos el cumpleaños de una ciudad, la nuestra, Necochea. Desde hace 131 años en lo formal y desde aún antes nuestros antecesores tuvieron un sueño, .el de afincarse junto al mar a la margen del majestuoso Rio Quequén, tomando para sí el nombre del General Mariano Necochea, compañero y amigo del Padre de la Patria, el libertador de América don José de San Martín. Estaba todo por hacer, para esos criollos, hijos y nietos de los expulsados por las dificultades de una Europa hostil. Vinieron españoles, vascos, italianos, daneses, alemanes, polacos y de cada región del mundo. Trajeron sus sueños, sus deseos y su cultura. A diferencia de las experiencias colonizadoras anglosajonas, el extranjero se mezcló aquí con los pueblos originarios, y en el crisol pampeano se fundieron en una raza potente, que extrajo del suelo y del mar, los elementos con los que fueron elaborando primero un pueblo, luego una ciudad que nos identifica, y que nos distingue de entre todos los pueblos del mundo. Nuestro lugar, donde nos criamos con nuestros padres y abuelos, donde aprendimos a vivir en comunión, como una particular mezcla de tierra negra agrícola pampeana y aire salado del mar atlántico.
Somos los orgullosos herederos de la acumulación del trabajo de los necochenses de todos los tiempos. Cada calle, cada uno de los ladrillos de nuestras casas, cada plaza, cada edificio público están preñados de la construcción colectiva de nuestros mayores. Tenemos una historia y un territorio que heredamos con la carga de la mejora continua. Encarnamos una cultura y asumimos el desafío de tomar para nosotros la responsabilidad de la construcción del destino común en que deberán prosperar nuestros hijos y nietos en una trascendencia inevitable.
Sepamos los necochenses estar a la altura de las circunstancias del tiempo histórico que nos toca vivir. Cada uno de nosotros está sujeto con sus acciones al juicio de sus vecinos; juicio este, siempre precario y provisorio. Sepa cada uno también que está sujeto al juicio inapelable de la historia. Los pueblos atesoran en su memoria, entre sus vecinos más queridos a quienes trabajan con pasión y convicciones por el bienestar común. Dejan en cambio, al costado del camino, a quienes solo se ocupan de sus propios intereses.
Para todos los necochenses, muy feliz cumpleaños.
Prof. Horacio J. Tellechea
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