EL CLIMA

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4/27/2014

Breve historia del Ferrocarril a Necochea y Quequén


En 1861, Edward Lumb solicitó la concesión de una línea ferroviaria entre Buenos Aires y Chascomús. Una vez obtenida, la transfirió a la Great Southern Railway Co. Ltd., de capitales ingleses, que conocida con el nombre de Ferrocarril del Sud inauguró sus servicios el 14 de agosto de 1865. La línea fue avanzando hacia el sur y el sureste desplazando a su paso a las diligencias.
El programa de extensiones recomendado por John Coghlan en 1889 llevaba las vías, en distintas etapas, desde Rauch y Arbolito a Balcarce y de allí a Necochea. El 24 de febrero de 1892 se abrió el tramo Ayacucho - Balcarce (87,8 Km) y el 1 de agosto de 1892 llegó a Quequén el primer tren de pasajeros, procedente de Balcarce, inaugurando el trazado de 104,5 Km. Quequén, vecina de Necochea río de por medio, había recibido a sus primeros pobladores en la década de 1830 y estaba destinada a convertirse en uno de los principales puertos de ultramar de la provincia.
El primer muelle lo construyó e inauguró Pedro Luro en 1870, aunque luego emigró a Mar del Plata por disidencias con Guerrico, dueño de estas tierras. La fundación oficial del pueblo se registró 3 de agosto de 1854, fecha que se tomó de la carta confecciona en la Ballenera y dirigida al gobernador.
Lorenzo Revol fue el primer jefe de estación. Los pasajeros que iban a Necochea debían cruzar el río en balsa y continuar en breque desde allí. La plaza de los Mataderos, en la orilla necochense, era el punto de trasbordo. Dos años más tarde, el 1 de agosto de 1894, el tren cruzó el río a la altura del paso Cardiel, donde estaba la balsa, para llegar finalmente a Necochea. La estación se levantaba en la actual calle 62, entre 49 y 43. La apertura del ramal Quequén - Necochea (1,5 Km), promovió el traslado del centro comercial desde la plaza hacia la calle 62 entre 61 y 49. Trece años después de su fundación, la ciudad se conectaba a la red ferroviaria del país.


El impulso otorgado por el tren al sur del partido durante la primera década del siglo XX fue notable. Los enlaces ferroviarios con Tres Arroyos, Lobería, Cooper y Tandil generaron la formación de nuevos pueblos. El 12 de abril de 1908, en la línea Lobería - Tres Arroyos se fundó Nicanor Olivera, o La Dulce, nombre que tomó de la estación ferroviaria. Ese año también se creó Claraz, en el tendido que venía de Tandil a Cooper. Un poco más al sur, el 28 de marzo del año siguiente se fundó Juan N. Fernández. Entre Cooper y Energía se estableció Ramón Santamarina. También de 1908 es la línea Necochea - Lobería - Tandil. Se proyectó la construcción de un ramal entre Necochea y Energía, que nunca se concretó. En 1911 se comenzó a trazar el ramal entre Quequén y el puerto, que fue inaugurado en 1922 por el presidente Marcelo T. de Alvear que llegó en el tren presidencial.
En 1927 Los servicios de trenes a plaza constitución salían todos los días por la tarde noche. Y los lunes y viernes se agregaba otro servicio. Durante la temporada veraniega llegaron por este medio 680 turistas superando al año anterior en 200 personas. La mayoría venía de la capital siendo denominados aristócratas porteños.

Así se cumplía el servicio de temporada en 1949: “...se han establecido diez trenes de pasajeros por semana, cuatro nocturnos y seis diurnos. Los nocturnos corren por vía Chas, lo mismo que tres diurnos rápidos que emplean 8 horas y 35 minutos en todo el viaje. Los otros tres diurnos corren por vía Tandil y San Manuel, durando el viaje 12 horas y 10 minutos. En los rápidos los asientos son numerados. Las colonias de niños tanto del Raimondi como la CADE y el Pinocho utilizan vagones enteros del transporte ferroviario. Se tiene entendido que para el próximo invierno serán restablecidos en esta línea los siete trenes nocturnos, o sea uno por día, toda vez que al terminar el verano declina la necesidad de coches dormitorio en otras líneas.”


El 25 de octubre de 1950 se anunció la corrida de un tren diesel, dos veces por semana, cubriendo el trayecto desde Plaza Constitución en 6 horas y 20 minutos. Durante esa década la estación Necochea funcionaba a pleno.
Sorpresivamente, el 9 de enero de 1964 Ferrocarriles Argentinos anunció que, a partir del 23, quedaría clausurada la estación del Ferrocarril Roca. Esta decisión fue resistida por autoridades y fuerzas vivas, que se movilizaron para obtener la revisión de la medida, pero todo fue inútil. El último tren cruzó el río Quequén el 16 de diciembre de 1968, durante el gobierno de Onganía, Así se decretó la clausura definitiva de la estación Necochea, aduciendo razones de orden técnico y seguridad del puente ferroviario.
Desde entonces los trenes comenzaron a tener a Quequén como terminal. En agosto de 1973 se construyó, sobre el ramal a Puerto Quequén, un apeadero para acercar a los pasajeros un poco más al centro de Necochea. Pero la gran inundación de 1980 destruyó el puente Ezcurra, que unía la zona portuaria de Necochea y Quequén, con lo que el apeadero dejó de ser una ventaja. De yapa, se llevó al puente ferroviario, por si quedaban dudas de que el tren no volvería a cruzar el río. Las localidades de la zona rural fueron apagándose a medida que el servicio ferroviario declinaba. San José, Energía, Lumb, Claraz, La Negra, se irían convirtiendo en caseríos volcados a la actividad rural, casi pueblos fantasma.
En mayo de 1984, el bloque de concejales justicialistas de Necochea elevó al Concejo Deliberante una comunicación que configuraba un ambicioso proyecto de reactivación ferroviaria. En sus artículos esenciales, proponía poner en condiciones los ramales de la zona para unir el núcleo Necochea - Quequén con Tandil por el norte, con Bahía Blanca por Tres Arroyos y con Coronel Dorrego. También se estimulaba la construcción de un ramal nuevo a Energía por el balneario Los Ángeles y la realización de un estudio de factibilidad para la línea costera hacia Miramar, enlazando así la costa Atlántica hasta Mar del Plata.
Más allá del significado que este proyecto tenía para la salida de cargas al puerto, se posicionaba a Necochea como una ciudad más accesible para el turismo de temporada. La nueva estación de pasajeros estaría ubicada en la avenida de Circunvalación, entre los cruces de rutas a Juárez y Tres Arroyos (13). La complejidad del proyecto cayó en el cajón de la burocracia. Había que aunar muchas voluntades y, sobre todo, la diversidad de jurisdicciones (Nación, Provincia, Municipios) hizo naufragar la propuesta.
En 1992 se integró el consorcio U.T.E. Ferrocarril del Atlántico, encabezado por las empresas Sideco Americana y Alesia S.A., junto a 11 empresas de autotransporte, para ofertar por la privatización del corredor ferroviario Plaza Constitución - Mar del Plata.
Ante el abandono de los servicios ferroviarios de pasajeros por parte del Estado, en 1993, el Ministerio de Obras y Servicios Públicos de la Provincia de Buenos Aires creó la Unidad Ejecutora del Programa Ferroviario Provincial (U.E.P.F.P.), que pronto fue conocida como Ferrobaires. Este nuevo organismo se hizo cargo de la corrida de algunos trenes, entre ellos el de Quequén vía Tandil, desde el 19 de setiembre de ese año. En marzo de 1998 se modificó la ruta, quedando vía Mar del Plata - Tamangueyú. Posteriormente se volvió a cambiar, utilizando la vía Maipú - Ayacucho y de allí Balcarce - San Agustín - Tamagueyú.
En 1998 tomó cuerpo una nueva propuesta de reactivación: el proyecto Arco del Atlántico, que con una inversión de 600 millones de dólares, en 5 años pensaba traer el tren a Necochea, prometiendo un tiempo de viaje de 6 horas. La propuesta era de un consorcio formado por las firmas alemanas ADtranz S.A., subsidiaria de Daimler Chrysler Rail System, Siemens y Ferrostaal, todas con amplia experiencia en construcciones y operaciones ferroviarias. El anuncio se hizo el 7 de marzo de 1999 e incluía la modernización de las líneas a Mar del Plata, Miramar, Tandil, Necochea y conexiones.
Por entonces, la mayoría de los turistas que llegaban a Necochea optaban por el ómnibus, ya que el único tren diario era cada vez más deficiente y no ofrecía garantías de horario, tardando, como en 1949, entre 12 y 14 horas desde Buenos Aires vía Tandil. A partir de noviembre de ese año se realizaron múltiples gestiones para mejorar el servicio de trenes. Una comisión de autoridades locales se reunió con el titular de Ferrobaires mientras otro grupo visitó la sede de Ferrosur Roca, concesionario de cargas responsable del tendido, que tenía serios problemas de mantenimiento. El intendente Municoy, a su vez, gestionó la participación de los municipios de Balcarce, Ayacucho y Lobería en la cruzada. Todos prometieron algo, pero recién a partir de 2003, con la reactivación promovida por el nuevo gobierno, puede haber alguna esperanza para el riel en la zona. Y la promesa quedó trunca, como quedó trunco el tren de pasajeros a Quequén el que nunca más llegó a Quequén, un servicio que ha sabido de alegrías y tristezas a través de los últimos 120 años. Aunque hoy día vemos pasar el tren de carga de Ferrosur que se dirige al puerto con carga de cereales, un hecho que al mantener vivos los rieles aún mantiene viva la esperanza.
Recopilación y autoría: Carlos Alberto Bonserio
Datos tomados del Ecos Diarios, Historia del Transporte en Necochea, archivos Ferrocarril G. Roca, investigación personal, aportes de Juan Carlos Parson e Ivan Sureda.

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