No puede menos que concitar expectativas alentadoras el reciente informe oficial acerca del importante crecimiento registrado tanto en las inversiones como en el movimiento de mercaderías durante el año que termina, en los principales puertos de la Provincia. Ese balance positivo surgió en el curso de la reunión sostenida por los titulares de los cinco consorcios portuarios bonaerenses. Allí se detalló que la cifra de 59,8 millones de toneladas operadas en los muelles significó el mejor registro de los últimos diez años.
Tal como se reflejó en este diario, la reunión contó con la presencia de las autoridades de los Puertos La Plata, Mar del Plata, Bahía Blanca, Quequén y San Pedro, así como del titular del ministerio de la Producción provincial. Fue en ese marco en que se anunció la inauguración, para el próximo año, de la Terminal de contenedores en el puerto platense.
Se mencionaron, asimismo, el aumento de las exportaciones de cítricos desde el Puerto de San Pedro y “la posibilidad de nuevas inversiones” en esa Terminal, en tanto que sobre el puerto de Bahía Blanca se aludió a un proyecto de inversión de Vale de Río Doce, el nivel de carga física movida, alternativas de inversiones y el dragado de profundización que se concretará a mediados de 2013.
Se aseguró también que en el puerto de Quequén siguió creciendo el movimiento de embarque de granos, que alcanzó un récord de 7 millones de toneladas y se anunció la creación de un fideicomiso para el proyecto de profundización del vaso portuario. En cuanto al puerto de Mar del Plata se puso en marcha una licitación para el dragado del canal principal y el auxiliar de ingreso de naves.
No debiera ser preciso referirse a la importancia que tienen los puertos para allanar el camino del desarrollo económico, tanto de nuestra provincia como de todo el país. De allí que resulte gravitante toda decisión política que, asentada en fundamentos técnicos, apunte a perfeccionar no sólo el servicio de los puertos, sino de toda la infraestructura que -como las redes camineras y ferroviarias, los aeropuertos cercanos, la suficiente dotación de playas y depósitos- resulta imprescindible para consolidar la actividad de esas terminales.
Facilitar la fluida salida de productos agropecuarios e industriales por los puertos bonaerenses implicaría también enhebrarse a la red del comercio internacional, hoy fortalecida por alianzas que, como la del Mercosur, abren inmensas perspectivas y posibilidades de integración e intercambio.
En el caso del Puerto local, se cuenta con la alternativa concreta de unirlo al trazado de la ruta 6 y al de otras vías camineras proyectadas, algo que potenciaría las características de una Terminal fluvial que está potenciando sus enormes posibilidades, pero que, a su vez, carece de comunicaciones camineras ágiles y aptas para transportar los productos que se exporten o importen desde los muelles locales.
En suma, sería deseable que, en cada uno de estos casos, las autoridades provinciales pongan en la balanza todos los factores en juego, asignándole a cada uno de los puertos bonaerenses el decisivo valor estratégico que pueden llegar a tener como reactivadores de la economía general.
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