El camping del Sindicato Unico del Personal de Aduana de la República Argentina (Supara) estará cerrado por unos días para que se puedan hacer las tareas de limpieza, de remoción de escombros y de chapas y la extracción de árboles y corte de ramas, luego de la intensa tormenta de la noche del miércoles que afectó el sector de Las Grutas, donde se encuentran los complejos recreativos y de cabañas.
Ayer, una gran cantidad de empleados y personal de distintos servicios, estuvieron trabajando en los campings sindicales, sobre todo, cortando ramas y arboles que fueron dañados por el viento.
La tormenta -que fue calificada como “severa” por Defensa Civil municipal- también provocó roturas en la zona de Quequén, donde estallaron los vidrios de un complejo de departamentos.
En Quequén, el viento también voló el techo de una casa en la avenida 502, destruyó una rampa de skate de un hostel y la madera apareció a 20 metros del sitio donde estaba emplazada la pista.
Las ráfagas rompieron los vidrios de un deck y terraza de una confitería y tiró varios postes del alumbrado.
Las intensas ráfagas de viento generaron zozobra en la población de la zona de la playa de Quequén pero no hubo heridos.
En tanto, se informó que en los balnearios quequenenses el viento fue muy fuerte pero no provocó daños materiales.
Lo más grave ocurrió en el camping de Supara, en Las Grutas, donde se “voló” el techo del restaurante, las chapas de dos quinchos, se cayeron varios árboles y una chimenea, se rompió y rajó mampostería en varios sectores del complejo y se desprendieron las tejas de las cabañas.
“Fue terrible”
La administradora del complejo, Liliana Mansi, dijo que “hay chapas retorcidas en los pinos, en la calle lateral que divide el predio del camping y los quinchos fueron destruidos por el viento. Fue terrible”.
El complejo Supara cuenta con cabañas que resistieron el viento pero perdieron varias de las tejas de los techos.
Las cabañas estaban ocupadas pero no hubo heridos aunque un árbol cayó a metros de una de las unidades.
Por otra parte, en el camping también había una carpa instalada y dos casillas ocupadas pero el viento no les provocó inconvenientes.
Según Defensa Civil de la comuna, los vientos superaron los 90 kilómetros horarios, pero no hubo que lamentar víctimas ni evacuados.
El delegado de Supara, Luis Gallardo, detalló que “el camping está cerrado hasta que se retiren los escombros, las chapas y los vidrios”. Los cristales cayeron en la pileta y en distintos sectores del complejo sindical.
Aunque todavía no existe una estimación de los daños, Gallardo precisó que “no se podrán reconstruir para este verano el restaurante y los dos quinchos. El daño es muy grande”.
El fuerte viento también tumbó árboles, rompió ramas, tiró una columna de alumbrado y desprendió y precipitó una enorme campana de una parrilla del complejo.
Los elementos que salieron despedidos provocaron daños en otros lugares, como la destrucción de una puerta de un quincho, en parrillas u otros sectores.
Pileta cerrada
Se estima que la pileta del complejo estará cerrada por dos días, “hasta poder quitar los vidrios que salieron despedidos del restaurante y los quinchos”, se explicó.
Desde la administración, destacaron que los afiliados que se encuentran hospedados están trabajando y colaborando con el personal del complejo, para poder ponerlo en condiciones lo antes posible.
El delegado Gallardo indicó que en el complejo se habían registrado otras tormentas pero ninguna con la magnitud de daño como la del último miércoles.
Gallardo sostuvo que para este verano no se podrá reconstruir el restaurante ni los quinchos y que se deberá utilizar el sector de parrillas más antiguo del complejo.
En la zona, también hubo problemas por el viento en otros campings. Por ejemplo, en Uatre hubo daños en las parrillas y en un techo; en el de Suteba se voló una casilla y en el de Camioneros hubo roturas en una dependencia. En todos, hubo ramas de gran tamaño y árboles caídos.
Volaba de todo por el aire
Testigos del fuerte viento que se registró el miércoles en los campings sindicales de Las Grutas contaron que en los cinco minutos de furia natural “volaron” cestos de basura, sillas, mesas, y chapas.
En el camping de Suteba, una casilla fue arrojada a 50 metros de su ubicación original -en calle 187 y avenida 2- donde se levantada un parador, que también fue arrasado por el viento.
En la playa, se encontró el colchón de dos plazas y otros elementos que estaban en el interior de la casilla, así también como las luces y la chapa patente.
En el mismo sitio, las ramas de los árboles rompieron carpas que se encontraban sin sus ocupantes porque la mayoría de los veraneantes estaban comiendo en el quincho.
La fuerza del viento voló el techo completo del quincho, donde estaban cenando unas 20 personas, que fueron a refugiarse al sector de baños, cuya construcción aguantó la embestida de las ráfagas.
En el camping de Suteba, algunos de los más de 60 visitantes tuvieron que dormir en un quincho porque se les dañaron las carpas y se les mojaron las pertenencias. ///
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