El partido que integró la Alianza encara una nueva etapa, con mayores espacios de poder, el sello cristinsta y cercanía del PJ. Mientre, en las sombras, avanza un contrafrente crítico interno
Con aires rebeldes y antimenemistas, nacía en 1993 el Frente Grande. Las figuras más conocidas se ubicaban en el PJ, al que se sumaban los partidos intransigente, comunista, la democracia cristiana y dirigentes de corte progresista.
Fue una carrera ascendente, hasta la cima electoral, en 1997, cuando, en alianza con la UCR, obtuvieron la Presidencia.
La historia que siguió fue en reversa, con una caída estrepitosa y una disgregación de los cuadros políticos del espacio. El tiempo recompuso algo del camino andado y, en número reducido, los frentistas se alistaron como una de las patas transversales del Frente para la Victoria. Hoy, en los albores del segundo mandato de Cristina Fernández, el Frente Grande muestra un cambio de posición, y el inicio de una interna que se anticipa peleaguda.
A fines de diciembre Adriana Puiggrós fue elegida como nueva titular del partido, en reemplazo de Eduardo Sigal.
Esto significó una readecuación de toda la estructura, y, especialmente, una posición más amistosa con el PJ.
La reelecta diputada nacional inició de inmediato la campaña de reabsorción de frentistas y la integración de dirigentes de otros espacios. Puiggrós espera recomponer su partido, pero sin confrontar con el justicialismo y en una línea híper cristinista.
"El peronismo es el partido más poderoso del FpV, mucho más grande que el nuestro", afirma a La Tecla la ex directora de Educación de la Provincia.
En contrapartida, y abriendo un futuro frente de disidencia, Sigal, sin cargo actual en el espacio, se abocó a organizar una línea interna, más crítica al cristinismo y de centroizquierda. Convocaría a los sectores que supieron nacer del comunismo, la democracia cristiana y el partido intransigente.
Esta posición, que -aseguran desde ese sector- congregará a buena parte del actual Frente Grande, podría marcar el inicio de una nueva jugada de los transversales. Para muchos, el kirchnerismo no podrá sostener su hegemonía durante 2012, por lo que comenzarán a escucharse voces disidentes dentro del oficialismo.
"Voces críticas, pero no opositoras", indican. Sigal fue el hombre político de la Cancillería durante la gestión de Néstor Kirchnner y parte del primer mandato de CFK, pero su suerte fue tornándose esquiva a medida que avanzaba el PJ.
A esto se sumaron las diferencias que tuvo con el canciller, Héctor Timmerman, a raíz del blanqueo de gestiones paralelas en el ámbito internacional.
Sigal quedó fuera, pero -según él mismo asume- prepara la vuelta. No es el mismo camino de Puiggrós, quien redobla la apuesta kirchnerista.
Cuando el Frente Grande nació, sus principales bastiones fueron la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires. Tras la crisis, la reconstrucción surgió de manera inversa: desde el interior del país. Hoy, la principal falencia se encuentra en los territorios porteño y bonaerense. La nueva conducción busca sumar a intendentes de la Provincia que reportan al PJ o armaron su juego vecinalista. "Tenemos excelente relación con muchos de ellos", asegura Puiggrós, quien reconoce que están en tratativas para sumarlos al espacio. Siempre, con el sello K como referencia. Desde el sector de Sigal expresan lo mismo, aunque reconocen que la tarea en la región será ardua.
Hasta la fecha, en la Provincia sólo el je-fe comunal de Ensenada, Mario Secco, se incorporó de manera formal al partido. "Van a venir muchos más", aseguran desde la conducción frentista.
El FG avanzó en cargos en la última elección con la posesión de varias intendencias y la gobernación (por fallecimiento de Carlos Soria) de Río Negro, a cargo de Alberto Weretilneck.
Se asentó, además, en el ejecutivo, con la presencia fuerte de la ministra de Seguridad, Nilda Garré -actual presidenta de la Asamblea Nacional del partido-, y la participación de dirigentes en cargos nacionales, como Horacio Viqueira, presidente de la Fábrica Militar de Aviones -que depende de Defensa-; Mario Fadel, titular de Tandanor; Oscar Cuattromo, ex director del Banco Provincia y actual secretario de Estrategia y Asuntos Militares de Defensa; y José Vitar, subsecretario de Asuntos Insti-tucionales de Cancillería. A esto se suman los dos diputados nacionales, Puiggrós y el rionegrino Hermán Avoscan; la senadora nacional María José Bongiorno; cinco in-tendentes puros en varias provincias y legisladores provinciales en más de seis provincias.
La incógnita para muchos pasa por saber si el reciclado Frente Grande, en expansión y con Puiggrós a la cabeza, podrá consolidarse en el marco del cristinismo o si quedará sumergido en una interna que parece tocarle los talones.
Con aires rebeldes y antimenemistas, nacía en 1993 el Frente Grande. Las figuras más conocidas se ubicaban en el PJ, al que se sumaban los partidos intransigente, comunista, la democracia cristiana y dirigentes de corte progresista.
Fue una carrera ascendente, hasta la cima electoral, en 1997, cuando, en alianza con la UCR, obtuvieron la Presidencia.
La historia que siguió fue en reversa, con una caída estrepitosa y una disgregación de los cuadros políticos del espacio. El tiempo recompuso algo del camino andado y, en número reducido, los frentistas se alistaron como una de las patas transversales del Frente para la Victoria. Hoy, en los albores del segundo mandato de Cristina Fernández, el Frente Grande muestra un cambio de posición, y el inicio de una interna que se anticipa peleaguda.
A fines de diciembre Adriana Puiggrós fue elegida como nueva titular del partido, en reemplazo de Eduardo Sigal.
Esto significó una readecuación de toda la estructura, y, especialmente, una posición más amistosa con el PJ.
La reelecta diputada nacional inició de inmediato la campaña de reabsorción de frentistas y la integración de dirigentes de otros espacios. Puiggrós espera recomponer su partido, pero sin confrontar con el justicialismo y en una línea híper cristinista.
"El peronismo es el partido más poderoso del FpV, mucho más grande que el nuestro", afirma a La Tecla la ex directora de Educación de la Provincia.
En contrapartida, y abriendo un futuro frente de disidencia, Sigal, sin cargo actual en el espacio, se abocó a organizar una línea interna, más crítica al cristinismo y de centroizquierda. Convocaría a los sectores que supieron nacer del comunismo, la democracia cristiana y el partido intransigente.
Esta posición, que -aseguran desde ese sector- congregará a buena parte del actual Frente Grande, podría marcar el inicio de una nueva jugada de los transversales. Para muchos, el kirchnerismo no podrá sostener su hegemonía durante 2012, por lo que comenzarán a escucharse voces disidentes dentro del oficialismo.
"Voces críticas, pero no opositoras", indican. Sigal fue el hombre político de la Cancillería durante la gestión de Néstor Kirchnner y parte del primer mandato de CFK, pero su suerte fue tornándose esquiva a medida que avanzaba el PJ.
A esto se sumaron las diferencias que tuvo con el canciller, Héctor Timmerman, a raíz del blanqueo de gestiones paralelas en el ámbito internacional.
Sigal quedó fuera, pero -según él mismo asume- prepara la vuelta. No es el mismo camino de Puiggrós, quien redobla la apuesta kirchnerista.
Cuando el Frente Grande nació, sus principales bastiones fueron la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires. Tras la crisis, la reconstrucción surgió de manera inversa: desde el interior del país. Hoy, la principal falencia se encuentra en los territorios porteño y bonaerense. La nueva conducción busca sumar a intendentes de la Provincia que reportan al PJ o armaron su juego vecinalista. "Tenemos excelente relación con muchos de ellos", asegura Puiggrós, quien reconoce que están en tratativas para sumarlos al espacio. Siempre, con el sello K como referencia. Desde el sector de Sigal expresan lo mismo, aunque reconocen que la tarea en la región será ardua.
Hasta la fecha, en la Provincia sólo el je-fe comunal de Ensenada, Mario Secco, se incorporó de manera formal al partido. "Van a venir muchos más", aseguran desde la conducción frentista.
El FG avanzó en cargos en la última elección con la posesión de varias intendencias y la gobernación (por fallecimiento de Carlos Soria) de Río Negro, a cargo de Alberto Weretilneck.
Se asentó, además, en el ejecutivo, con la presencia fuerte de la ministra de Seguridad, Nilda Garré -actual presidenta de la Asamblea Nacional del partido-, y la participación de dirigentes en cargos nacionales, como Horacio Viqueira, presidente de la Fábrica Militar de Aviones -que depende de Defensa-; Mario Fadel, titular de Tandanor; Oscar Cuattromo, ex director del Banco Provincia y actual secretario de Estrategia y Asuntos Militares de Defensa; y José Vitar, subsecretario de Asuntos Insti-tucionales de Cancillería. A esto se suman los dos diputados nacionales, Puiggrós y el rionegrino Hermán Avoscan; la senadora nacional María José Bongiorno; cinco in-tendentes puros en varias provincias y legisladores provinciales en más de seis provincias.
La incógnita para muchos pasa por saber si el reciclado Frente Grande, en expansión y con Puiggrós a la cabeza, podrá consolidarse en el marco del cristinismo o si quedará sumergido en una interna que parece tocarle los talones.
LA TECLA
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