EL CLIMA

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4/08/2014

A 12 años de la desaparición de Marita Verón decimos NO a la trata de personas


El Colegio de Trabajador@s Sociales de la Provincia de Buenos Aires, exige aparición con vida y justicia para Marita Verón, desaparecida el 3 de abril de 2002 de la ciudad de Tucumán, como así también para todas las mujeres secuestradas por las redes de prostitución. Considerando que, según la Ley 26.364, se entiende por trata de personas el ofrecimiento, la captación, el traslado, la recepción o acogida de personas con fines de explotación, con el objetivo de: explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, pornografía infantil, trabajos o servicios forzados, esclavitud, servidumbre, extracción de órganos y que, el consentimiento dado por la víctima de la trata y explotación de personas no constituye causal de eximición de responsabilidad penal de los autores o instigadores; nos pronunciamos a favor de: políticas públicas que permitan vivir a todas las personas libres de todo tipo de violencia, que protejan, promocionen y restituyan derechos campañas de prevención dirigidas a la población vulnerable, debido a que las víctimas de la trata pertenecen a los sectores más excluidos, constituidos en su mayoría por mujeres, niños e inmigrantes, reconociendo que nuestro país se constituye no solo en destino sino también en origen y tránsito. Luchar contra la trata de personas requiere de esfuerzos de los tres niveles de gobierno como así también de la sociedad civil en su conjunto. En este sentido, asumimos el compromiso de bregar por el cumplimiento de la normativa nacional e internacional y de construir estrategias profesionales que permitan concretar la restitución plena de los derechos humanos de todas las víctimas de este delito. Es imprescindible alzar la voz sobre esta problemática por lo que redoblamos nuestro compromiso institucional potenciando nuestra participación activa en los espacios laborales donde desarrollamos nuestra práctica profesional en pos de desnaturalizar las prácticas y prejuicios que favorecen la existencia de este delito, profundamente arraigadas en nuestra sociedad.

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