Hoy, y desde hace 50 años, se celebra en nuestro país el Día de la Enfermería por una iniciativa del Ministerio de Salud de la Nación y por esto, algunas trabajadoras de esta área contaron sus experiencias en este trabajo ya que, más allá de ser un pilar importante de la salud, también son las que acompañan y tranquilizan a los pacientes en los momentos difíciles.
Esta fecha coincide, y no es por casualidad, con la festividad de Nuestra Señora de los Remedios, ya que es considerada la patrona de la actividad.
Arrancando la profesión
Con sus 26 años, Carolina Sangla trabaja en la Clínica Cruz Azul y, si bien ejerce desde hace dos años su profesión allí, eso no significa que se haya recibido hace ese tiempo ya que, por causa de la gran demanda que existe, la llamaron para trabajar cuando cursaba el tercer año de la carrera.
Por este motivo, señaló que, si bien le ha costado mucho trabajar y estudiar, también le ha generado "una buena enseñanza”. "Como hacía las dos cosas en simultáneo, todo lo que iba estudiando lo podía volcar en la clínica y eso está bueno”.
En cuanto a los aspectos positivos y negativos de la enfermería destacó que, si bien actualmente su trabajo en la guardia es más tranquilo, al ser poco personal en cada sector, "a veces las chicas no dan abasto y no se le puede dedicar al paciente el tiempo que uno quisiera para atenderlo mucho mejor”.
Respecto a sus años de estudios señaló que fue muy difícil porque trabajaba simultáneamente, cuidaba a su hijo y, además, vive sola. "Si me hubieran dicho todo lo que iba a tener que pasar no se si lo hubiese hecho, pero una vez que sorteas el primer año ya es más llevadero”.
Carolina Sangla contó también que eligió la carrera solamente por una cuestión laboral y que, antes de terminar el primer año ya estaba trabajando, lo cual demuestra la gran demanda de personal de enfermería que hay en la ciudad.
Con sus 26 años, Carolina Sangla trabaja en la Clínica Cruz Azul y, si bien ejerce desde hace dos años su profesión allí, eso no significa que se haya recibido hace ese tiempo ya que, por causa de la gran demanda que existe, la llamaron para trabajar cuando cursaba el tercer año de la carrera.
Por este motivo, señaló que, si bien le ha costado mucho trabajar y estudiar, también le ha generado "una buena enseñanza”. "Como hacía las dos cosas en simultáneo, todo lo que iba estudiando lo podía volcar en la clínica y eso está bueno”.
En cuanto a los aspectos positivos y negativos de la enfermería destacó que, si bien actualmente su trabajo en la guardia es más tranquilo, al ser poco personal en cada sector, "a veces las chicas no dan abasto y no se le puede dedicar al paciente el tiempo que uno quisiera para atenderlo mucho mejor”.
Respecto a sus años de estudios señaló que fue muy difícil porque trabajaba simultáneamente, cuidaba a su hijo y, además, vive sola. "Si me hubieran dicho todo lo que iba a tener que pasar no se si lo hubiese hecho, pero una vez que sorteas el primer año ya es más llevadero”.
Carolina Sangla contó también que eligió la carrera solamente por una cuestión laboral y que, antes de terminar el primer año ya estaba trabajando, lo cual demuestra la gran demanda de personal de enfermería que hay en la ciudad.
Una cuestión de vocación
Por su parte, Alicia Rodríguez tiene 56 años. La enfermería es su vocación y una parte muy importante de su vida ya que comenzó a trabajar con tan solo 16 años. Es nacida en Lobería, estudió en Buenos Aires, vive en Necochea desde hace once años y desde 2011 trabaja en la Clínica Regional en el sector de urgencias. Además, anteriormente había trabajado en el Hospital Maternal y en la Clínica 25 de Mayo de la vecina localidad de Lobería.
La enfermera explicó que para ella su labor es una cuestión de vocación ya que hoy, después de 40 años de trabajo, se sigue levantando a las siete de la mañana y, a veces, suele terminar a las once de la noche. "Perdés mucho en el camino: la familia, el contacto con los hijos. Trabajando tantas horas te perdes actos y otras cosas importantes de sus vidas. Lo que pasa es que cuando uno se siente bien por dentro las cosas se te hacen fáciles. Estoy contenta con mi trabajo desde el primer día”.
Rodríguez contó finalmente que su vocación surgió cuando tenía solo 11 y vivía en el campo donde no había cerca un hospital o una clínica y tuvo que aprender a dar inyecciones a su padre y a su madre cuando estaban enfermos.
Por su parte, Alicia Rodríguez tiene 56 años. La enfermería es su vocación y una parte muy importante de su vida ya que comenzó a trabajar con tan solo 16 años. Es nacida en Lobería, estudió en Buenos Aires, vive en Necochea desde hace once años y desde 2011 trabaja en la Clínica Regional en el sector de urgencias. Además, anteriormente había trabajado en el Hospital Maternal y en la Clínica 25 de Mayo de la vecina localidad de Lobería.
La enfermera explicó que para ella su labor es una cuestión de vocación ya que hoy, después de 40 años de trabajo, se sigue levantando a las siete de la mañana y, a veces, suele terminar a las once de la noche. "Perdés mucho en el camino: la familia, el contacto con los hijos. Trabajando tantas horas te perdes actos y otras cosas importantes de sus vidas. Lo que pasa es que cuando uno se siente bien por dentro las cosas se te hacen fáciles. Estoy contenta con mi trabajo desde el primer día”.
Rodríguez contó finalmente que su vocación surgió cuando tenía solo 11 y vivía en el campo donde no había cerca un hospital o una clínica y tuvo que aprender a dar inyecciones a su padre y a su madre cuando estaban enfermos.
Contener y consentir
Por último, Alejandra Cuenca, conocida por sus colegas como ‘Fanny’, tiene 39 años y es una enfermera del sector de Oncología del Hospital Emilio Ferreyra.
Se recibió en la Universidad de Quilmes hace once años y, al terminar sus estudios comenzó, en menos de dos meses, a trabajar en el hospital de nuestra ciudad.
En sus primeros años trabajó en pediatría y luego fue pasando por los distintos sectores hasta llegar al área donde se encuentra hoy la cual es muy particular. "Son ocho años que hace que hago quimioterapia, lo positivo es que tengo pacientes bárbaros que, pese a que la palabra cáncer asusta a todo el mundo, hay muchos que se han recuperado muy bien y eso me pone siempre contenta”, indicó Cuenca mientras explicaba que su principal labor es acompañar y hacer que, tanto el paciento como la familia se sientan cómodos.
En lo que respecta al trato con los pacientes señaló que "ellos son muy amables pero yo también los consiento mucho porque para mi son muy especiales”.fte///ecosdiarios
Por último, Alejandra Cuenca, conocida por sus colegas como ‘Fanny’, tiene 39 años y es una enfermera del sector de Oncología del Hospital Emilio Ferreyra.
Se recibió en la Universidad de Quilmes hace once años y, al terminar sus estudios comenzó, en menos de dos meses, a trabajar en el hospital de nuestra ciudad.
En sus primeros años trabajó en pediatría y luego fue pasando por los distintos sectores hasta llegar al área donde se encuentra hoy la cual es muy particular. "Son ocho años que hace que hago quimioterapia, lo positivo es que tengo pacientes bárbaros que, pese a que la palabra cáncer asusta a todo el mundo, hay muchos que se han recuperado muy bien y eso me pone siempre contenta”, indicó Cuenca mientras explicaba que su principal labor es acompañar y hacer que, tanto el paciento como la familia se sientan cómodos.
En lo que respecta al trato con los pacientes señaló que "ellos son muy amables pero yo también los consiento mucho porque para mi son muy especiales”.fte///ecosdiarios
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