Con una sonrisa constante que lleva hasta hoy al recordar cada punto que visitó, recorrió durante 400 días, un total de 35.000 kilómetros dentro de nuestro país y luego continuó cruzando fronteras por Uruguay, Chile, Perú y Bolivia.
La motivación
En cuanto a aquellos sueños que la motivaron a comenzar poco a poco a aventurarse en estos viajes que, en principio, fueron más cortos y que con el tiempo cada vez se fueron haciendo más largos y duraderos explicó que surgieron "sin querer” y con la ayuda de varias personas que la animaron a continuar. "El primer paso de un sueño es pensarlo y, cuando somos pequeños, tenemos miles de sueños pero los vamos dejando archivados porque pensamos que no se pueden concretar porque estamos en un sistema donde el dinero y el poder son los dioses”, indicó la viajera.
En lo que respecta a su vida laboral, Ferri es una docente que en nuestra ciudad ha estado enfocada en la capacitación laboral de jóvenes con discapacidades mentales. "Siempre me gustaron los desafíos y lo hice mucho tiempo porque quería que me reconocieran, porque tenía agujeros emocionales, sentía que no valía y me sentía mal”.
Con las exigencias laborales, los horarios y la monotonía de la vida cotidiana, comenzó a hacerse muchas preguntas y, al mismo tiempo, a buscar a personas específicas que puedan ayudarla a encontrar respuestas. Así, en un viaje a Puerto Madryn, lógicamente en su Mehari, visitó una psiquiatra que había hecho público que, gracias a su depresión, había encontrado una salida y un camino a la felicidad.
Luego de oír muchos consejos, buscar historias de otras experiencias de viajeros, leer libros y visitar personas con ideales similares, vendió todo lo que tenía, renunció a su trabajo, alquiló su casa y con lo que recaudó se dispuso a la aventura. "Todos tenemos muy formada una estructura en la cabeza que dice que sin dinero no podemos hacer nada y no tratamos ni un segundo de pensar algo diferente a eso. Todo lo que tengo está en el auto, no tengo tarjeta de crédito ni nada pero yo sabía que iba a ser feliz. Me entregué al camino y nunca tuve problema, nadie se quiso propasar conmigo, nadie me robó ni tampoco le pasó nada grave a mi auto”.
En cuanto a aquellos sueños que la motivaron a comenzar poco a poco a aventurarse en estos viajes que, en principio, fueron más cortos y que con el tiempo cada vez se fueron haciendo más largos y duraderos explicó que surgieron "sin querer” y con la ayuda de varias personas que la animaron a continuar. "El primer paso de un sueño es pensarlo y, cuando somos pequeños, tenemos miles de sueños pero los vamos dejando archivados porque pensamos que no se pueden concretar porque estamos en un sistema donde el dinero y el poder son los dioses”, indicó la viajera.
En lo que respecta a su vida laboral, Ferri es una docente que en nuestra ciudad ha estado enfocada en la capacitación laboral de jóvenes con discapacidades mentales. "Siempre me gustaron los desafíos y lo hice mucho tiempo porque quería que me reconocieran, porque tenía agujeros emocionales, sentía que no valía y me sentía mal”.
Con las exigencias laborales, los horarios y la monotonía de la vida cotidiana, comenzó a hacerse muchas preguntas y, al mismo tiempo, a buscar a personas específicas que puedan ayudarla a encontrar respuestas. Así, en un viaje a Puerto Madryn, lógicamente en su Mehari, visitó una psiquiatra que había hecho público que, gracias a su depresión, había encontrado una salida y un camino a la felicidad.
Luego de oír muchos consejos, buscar historias de otras experiencias de viajeros, leer libros y visitar personas con ideales similares, vendió todo lo que tenía, renunció a su trabajo, alquiló su casa y con lo que recaudó se dispuso a la aventura. "Todos tenemos muy formada una estructura en la cabeza que dice que sin dinero no podemos hacer nada y no tratamos ni un segundo de pensar algo diferente a eso. Todo lo que tengo está en el auto, no tengo tarjeta de crédito ni nada pero yo sabía que iba a ser feliz. Me entregué al camino y nunca tuve problema, nadie se quiso propasar conmigo, nadie me robó ni tampoco le pasó nada grave a mi auto”.
El compañero
El "Revolucionario”, cariñosamente llamado "Revo” por Laura, es un Mehari de plástico y lona del año 1973 de color rojo y, dado que su motor es el de un Citroen 2CV, en algunas oportunidades ha tenido problemas en las alturas cuando se necesitó de fuerza y oxígeno para escalar pero no por eso detuvo su marcha.
Las averías mecánicas en tanta cantidad de kilómetros son inevitables cuando se habla de un auto del ’73 pero, según Laura, "las roturas grandes fueron las mejores” porque, gracias a eso, conoció "gente hermosa y lugares divinos”. "Eso solamente se puede ver cuando vas abierto de mente, con tranquilidad y sabiendo que la vida no es un desafío constante, la vida es como es y hay que dejarse llevar. Y mi vida no está separada de este viaje.”
Dado que ahora cuenta con muchas historias sobre sus ruedas, y las calcomanías que lo cubren son la prueba gráfica de todos sus recorridos, algunas personas, entre ellos coleccionistas, no dudaron en ofrecerse para comprarlo durante el trayecto. "Mucha gente pasa desapercibida y no lo ve pero muchísimas otras pasan por la ruta y ven al Revo con las banderitas y saludan, eso me pone muy contenta”, señaló Ferri.
El "Revolucionario”, cariñosamente llamado "Revo” por Laura, es un Mehari de plástico y lona del año 1973 de color rojo y, dado que su motor es el de un Citroen 2CV, en algunas oportunidades ha tenido problemas en las alturas cuando se necesitó de fuerza y oxígeno para escalar pero no por eso detuvo su marcha.
Las averías mecánicas en tanta cantidad de kilómetros son inevitables cuando se habla de un auto del ’73 pero, según Laura, "las roturas grandes fueron las mejores” porque, gracias a eso, conoció "gente hermosa y lugares divinos”. "Eso solamente se puede ver cuando vas abierto de mente, con tranquilidad y sabiendo que la vida no es un desafío constante, la vida es como es y hay que dejarse llevar. Y mi vida no está separada de este viaje.”
Dado que ahora cuenta con muchas historias sobre sus ruedas, y las calcomanías que lo cubren son la prueba gráfica de todos sus recorridos, algunas personas, entre ellos coleccionistas, no dudaron en ofrecerse para comprarlo durante el trayecto. "Mucha gente pasa desapercibida y no lo ve pero muchísimas otras pasan por la ruta y ven al Revo con las banderitas y saludan, eso me pone muy contenta”, señaló Ferri.
Los primeros viajes
Si bien su proyecto más grande fue el viaje que concluyó el 17 de noviembre y duró más de un año, anteriormente ya había conocido algunas provincias del norte y recorrido cuatro veces a Uruguay, por nombrar solo algunas de las hazañas que se animó a hacer, sin el acompañamiento de nadie, esta aventurera necochense. "El ser humano es poderoso pero no lo sabemos. Lo sabemos cuando somos chiquitos pero, a medida que vamos creciendo, van creciendo los miedos y las barreras que uno se pone”, indicó la mujer que se propuso romper con esas barreras y salir en busca de sus sueños.
El primer viaje en Mehari lo realizó el 27 de diciembre de 2007 cuando decidió ir a La Plata a buscar a su hija lo cual fue para ella una experiencia muy divertida aunque no tenía mucha confianza y paraba en todas las estaciones de servicio, revisaba las gomas varias veces y, aunque no entendía de mecánica revisaba que todo esté en condiciones para continuar. En ese viaje conoció a una persona que la conectó con el Club de los Meharis de Buenos Aires y ahí comenzaron a invitarla ya que les resultó extraño que una mujer se anime hoy en día a viajar sola en un vehículo de tales características.
El segundo viaje, ya con más confianza, fue a San Antonio de Areco, acompañada por su hijo. A medida que pasaban los kilómetros y se sentía más segura de sí misma y de su energía para continuar, aumentaban también los planteos sobre la vida que había dejado en Necochea llena de trabajo y exigencias diarias que estaban siendo la causa de enfermedades. "Empecé a viajar para escaparme, eran como vacaciones y nadie quiere volver de las vacaciones pero todavía me preocupaban un poco las cuestiones como el vivir sin dinero” contó mientras explicaba que la relación con sus hijos es mejor actualmente que cuando estaba viviendo "en automático”.
El tercero de sus paseos por las rutas bonaerenses fue a la ciudad de Lobos y luego ya se dispuso un objetivo mayor y terminó visitando Córdoba, más tarde a San Luis, Río Negro y varios lugares más.
Si bien su proyecto más grande fue el viaje que concluyó el 17 de noviembre y duró más de un año, anteriormente ya había conocido algunas provincias del norte y recorrido cuatro veces a Uruguay, por nombrar solo algunas de las hazañas que se animó a hacer, sin el acompañamiento de nadie, esta aventurera necochense. "El ser humano es poderoso pero no lo sabemos. Lo sabemos cuando somos chiquitos pero, a medida que vamos creciendo, van creciendo los miedos y las barreras que uno se pone”, indicó la mujer que se propuso romper con esas barreras y salir en busca de sus sueños.
El primer viaje en Mehari lo realizó el 27 de diciembre de 2007 cuando decidió ir a La Plata a buscar a su hija lo cual fue para ella una experiencia muy divertida aunque no tenía mucha confianza y paraba en todas las estaciones de servicio, revisaba las gomas varias veces y, aunque no entendía de mecánica revisaba que todo esté en condiciones para continuar. En ese viaje conoció a una persona que la conectó con el Club de los Meharis de Buenos Aires y ahí comenzaron a invitarla ya que les resultó extraño que una mujer se anime hoy en día a viajar sola en un vehículo de tales características.
El segundo viaje, ya con más confianza, fue a San Antonio de Areco, acompañada por su hijo. A medida que pasaban los kilómetros y se sentía más segura de sí misma y de su energía para continuar, aumentaban también los planteos sobre la vida que había dejado en Necochea llena de trabajo y exigencias diarias que estaban siendo la causa de enfermedades. "Empecé a viajar para escaparme, eran como vacaciones y nadie quiere volver de las vacaciones pero todavía me preocupaban un poco las cuestiones como el vivir sin dinero” contó mientras explicaba que la relación con sus hijos es mejor actualmente que cuando estaba viviendo "en automático”.
El tercero de sus paseos por las rutas bonaerenses fue a la ciudad de Lobos y luego ya se dispuso un objetivo mayor y terminó visitando Córdoba, más tarde a San Luis, Río Negro y varios lugares más.
La escritura
Escribir es una de las cosas que le apasiona hacer a Laura y es por eso que ya escribió su primer libro titulado "Aventuras en Mehari” y que le sirvió como inspiración también para el último viaje que realizó. Cabe mencionar que es el nombre que lleva este libro que se presentó en el 2012, es el mismo que identifica a la página de Facebook donde, día a día, Ferri fue publicando fotos subidas desde el celular y textos explicando acerca de cada momento del viaje que era digno de recordar. Actualmente ya está escribiendo su segundo libro con la historia de su último viaje.
Cabe destacar que en su casa han estado parando Mario Nelson Sabah y Jorge Sierra que dieron la vuelta al mundo en sus Mehari y lo particular de esto es que uno de ellos fue el encargado de escribir el prólogo de "Aventuras en Mehari” y el otro dedicó viajero dedicó algunas palabras. "Yo no les creía cuando me decían que habían recorrido 45 países porque no le creemos a alguien que hizo un camino de felicidad y eso que hay millones de caminos y uno puede elegir el que quiera. La felicidad no es un lugar al cual llegar, la felicidad está aquí y ahora porque de esa manera el pasado no pesa tanto y el futuro no causa tanta ansiedad”, indicó la necochense.
Escribir es una de las cosas que le apasiona hacer a Laura y es por eso que ya escribió su primer libro titulado "Aventuras en Mehari” y que le sirvió como inspiración también para el último viaje que realizó. Cabe mencionar que es el nombre que lleva este libro que se presentó en el 2012, es el mismo que identifica a la página de Facebook donde, día a día, Ferri fue publicando fotos subidas desde el celular y textos explicando acerca de cada momento del viaje que era digno de recordar. Actualmente ya está escribiendo su segundo libro con la historia de su último viaje.
Cabe destacar que en su casa han estado parando Mario Nelson Sabah y Jorge Sierra que dieron la vuelta al mundo en sus Mehari y lo particular de esto es que uno de ellos fue el encargado de escribir el prólogo de "Aventuras en Mehari” y el otro dedicó viajero dedicó algunas palabras. "Yo no les creía cuando me decían que habían recorrido 45 países porque no le creemos a alguien que hizo un camino de felicidad y eso que hay millones de caminos y uno puede elegir el que quiera. La felicidad no es un lugar al cual llegar, la felicidad está aquí y ahora porque de esa manera el pasado no pesa tanto y el futuro no causa tanta ansiedad”, indicó la necochense.
Rumbo a Machu Picchu
El 17 de octubre de 2014, cuando se sintió libre de culpas por dejar atrás por un tiempo a su familia, comenzó su viaje más largo: 400 días recorriendo caminos asfálticos, de tierra, entoscados y decenas de paisajes diferentes en las distintas regiones. Con la idea e viajar sin tiempos ni una ruta definida, conoció personalmente toda la geografía del norte argentino como de los países vecinos (quebradas, montañas, deshielos y llanuras entre otros) de lo cual solo tenía conocimiento por haberlos estudiado pero no por haber estado allí.
Su viaje comenzó cuando salió de su casa de Necochea, alrededor de las seis de la tarde. Ya en Balcarce comenzó a llover y tuvo que parar en Dolores, donde pasó su primera noche durmiendo en el Mehari, como ya había hecho otras veces para ahorrar los costos de un hotel.
Luego pasó por Chascomús, donde se encontró con una prima que hacía muchos años que no veía, luego llegó a La Plata donde viven actualmente sus hijos y cuando sintió "que ya los había abrazado todo lo que necesitaba”, continuó su viaje.
Es importante destacar que su viaje en el comienzo fue destinado a visitar amigos y así pasó por Lobos, Chiviloy, Lincoln, Santa Fé y Córdoba. "Iba por las escuelas también charlando con los niños, contando la historia y llevando un libro que estaba repartiendo. Paraba lo que quería, si me llamaban iba para el otro lado y después volvía. Así hice un montón de kilómetros”, recordó.
Más tarde logró llegar a Santiago del Estero -que era uno de los lugares que no había podido visitar nunca hasta aquel momento-, para luego continuar subiendo hacia Salta y Tucumán.
El viaje continuó por la Ruta 40, pasó por San Antonio de los Cobres y el Abra del Acay subiendo uno de los caminos más altos del mundo que unen dos ciudades. "El auto se apunó un poco pero esperé un rato con una piedra en la rueda para que no se vaya para abajo y arranqué en primera, despacito otra vez”.
El punto final del viaje fue Machu Picchu, donde no pudo sacarse una foto con el Revolucionario porque no se permite el ingreso con vehículos pero sí pudo subir a su página de Internet sus fotos de aquel momento inolvidable.
Una vez que consideró que ya había recorrido suficiente y que ya era hora de volver con su familia, emprendió el viaje de vuelta pero, esta vez, haciéndolo de manera mas directa ya que tenía muchas invitaciones de conocidos y "si iba a todos lados el viaje de vuelta iba a llevar otro año más”. "Yo no sé cuánto dinero gasté pero no fue tanto porque es como que tu parte soñadora atrae la parte soñadora de otras personas y ellas te ayudan, te invitan, te regalan ropa, comida y un montón de cosas más” concluyó la aventurera necochense que conoció nuevos amigos, nuevos lugares y de seguirá detrás de nuevos sueños de viajera.///
fte ecos diarios
El 17 de octubre de 2014, cuando se sintió libre de culpas por dejar atrás por un tiempo a su familia, comenzó su viaje más largo: 400 días recorriendo caminos asfálticos, de tierra, entoscados y decenas de paisajes diferentes en las distintas regiones. Con la idea e viajar sin tiempos ni una ruta definida, conoció personalmente toda la geografía del norte argentino como de los países vecinos (quebradas, montañas, deshielos y llanuras entre otros) de lo cual solo tenía conocimiento por haberlos estudiado pero no por haber estado allí.
Su viaje comenzó cuando salió de su casa de Necochea, alrededor de las seis de la tarde. Ya en Balcarce comenzó a llover y tuvo que parar en Dolores, donde pasó su primera noche durmiendo en el Mehari, como ya había hecho otras veces para ahorrar los costos de un hotel.
Luego pasó por Chascomús, donde se encontró con una prima que hacía muchos años que no veía, luego llegó a La Plata donde viven actualmente sus hijos y cuando sintió "que ya los había abrazado todo lo que necesitaba”, continuó su viaje.
Es importante destacar que su viaje en el comienzo fue destinado a visitar amigos y así pasó por Lobos, Chiviloy, Lincoln, Santa Fé y Córdoba. "Iba por las escuelas también charlando con los niños, contando la historia y llevando un libro que estaba repartiendo. Paraba lo que quería, si me llamaban iba para el otro lado y después volvía. Así hice un montón de kilómetros”, recordó.
Más tarde logró llegar a Santiago del Estero -que era uno de los lugares que no había podido visitar nunca hasta aquel momento-, para luego continuar subiendo hacia Salta y Tucumán.
El viaje continuó por la Ruta 40, pasó por San Antonio de los Cobres y el Abra del Acay subiendo uno de los caminos más altos del mundo que unen dos ciudades. "El auto se apunó un poco pero esperé un rato con una piedra en la rueda para que no se vaya para abajo y arranqué en primera, despacito otra vez”.
El punto final del viaje fue Machu Picchu, donde no pudo sacarse una foto con el Revolucionario porque no se permite el ingreso con vehículos pero sí pudo subir a su página de Internet sus fotos de aquel momento inolvidable.
Una vez que consideró que ya había recorrido suficiente y que ya era hora de volver con su familia, emprendió el viaje de vuelta pero, esta vez, haciéndolo de manera mas directa ya que tenía muchas invitaciones de conocidos y "si iba a todos lados el viaje de vuelta iba a llevar otro año más”. "Yo no sé cuánto dinero gasté pero no fue tanto porque es como que tu parte soñadora atrae la parte soñadora de otras personas y ellas te ayudan, te invitan, te regalan ropa, comida y un montón de cosas más” concluyó la aventurera necochense que conoció nuevos amigos, nuevos lugares y de seguirá detrás de nuevos sueños de viajera.///
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