El nombramiento de Jorge Bergoglio como el nuevo Papa ha significado una gran alegría para muchos de los argentinos, por lo que significa la histórica decisión de elegir un líder de la Iglesia que provenga de América Latina y, en especial, de Argentina.
Para nosotros, particularmente, fue motivo de mucha felicidad, ya que hemos trabajado junto al cardenal Bergoglio para enfrentar la problemática de los cartoneros, de la trata y del trabajo esclavo.
No tengo dudas de que con Francisco la Iglesia va a caminar hacia un camino más popular, más cercano a los humildes. Este nombramiento va a apoyar a los sectores que quieren reformar esta milenaria institución.
Sobre algunos reclamos que vienen haciendo desde la sociedad civil, como el matrimonio igualitario o el uso de preservativo, creo que la Iglesia, como toda institución tan antigua, cambia de forma lenta, paulatina, a menor velocidad que los cambios políticos o sociales.
Su elección como nuevo Papa ha levantado mucha polémica en nuestro país, lo cual es positivo, porque nos hace pensar y reflexionar; sin embargo, creo que todos los argentinos nos sentimos orgullosos de tener un Papa de nuestro país, un compañero en la escena del poder mundial que puede colaborar con causas de gran relevancia para la Argentina, como la disputa diplomática por las Islas Malvinas, el compromiso con los más humildes y la unidad latinoamericana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario