EL CLIMA

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11/08/2014

Binner va por el fortalecimiento del Frente Amplio Unen y le cerró las puertas al “rejunte”


Estamos frente a un fin de ciclo, caracterizado por un gobierno que lejos de convocar al diálogo y al consenso con los distintos sectores de la realidad nacional, se lanzó a una iniciativa política individual alejada de los problemas reales de la población.

Casi el 40% de los niños y niñas viven en la pobreza, sin una educación y salud pública de calidad. Jóvenes que no pueden estudiar, ni trabajar. El trabajo informal que llega a más de un 30%. La violencia instalada en las calles del país y en la política nacional, a través de descalificaciones a los adversarios ideológicos, ataques a la justicia y falta de respeto a la división de poderes. La Argentina vive una grave crisis que no puede esconderse más.

Durante los últimos años se ha profundizado una crisis moral acarreada desde el menemismo. La ruptura del contrato moral y social amenaza a la sociedad, la divide y la fragmenta. El clima violento que aqueja a la Argentina es insostenible. No se trata solo de la inseguridad, que se padece a diario en las calles de todo el país, sino de la naturalización de la violencia como modo de vida, como hábito y norma de existencia. Violencia que se manifiesta en muchos hogares, en escuelas, cuyas principales víctimas son mujeres, niños y niñas. Se trata de un clima que se reproduce en la sociedad pero que también es visible en las formas de relacionamiento político.

La falta de respeto a las minorías, la descalificación del otro, el apriete y la presión, se han convertido en moneda corriente en una política argentina degradada y rebajada a su mínima expresión. Un modo de gobierno concentrado, que desprecia la división de poderes y el marco institucional de la República, no ayuda a resolver esta grave coyuntura sino que, por el contrario, la realimenta.

En el plano económico, se profundiza la recesión con alta inflación. El tratamiento relámpago y aprobación de la nueva Ley de Hidrocarburos, que a través del mecanismo de sucesivas renovaciones de los contratos de concesión sobre nuestros recursos petroleros a compañías extranjeras, tiene por objetivo obtener dólares frescos mediante pagos anticipados, hipotecando nuestros recursos naturales. Mientras tanto, la inflación continúa erosionando el salario de las y los trabajadores formales e informales, y de jubilados y pensionados. Día tras día, mas argentinos sufren la pobreza, hecho que la manipulación de los datos estadísticos no puede ocultar. La actividad económica se reduce, castigando a las pequeñas y medianas empresas de la ciudad y el campo y afectando de manera creciente los niveles de empleo. En suma, un modelo económico agotado, sustentado en un sistema impositivo regresivo, que no duda de aplicar fuertes impuestos al salario.

En esta conflictiva realidad, el país ingresa a un año electoral en el cual se definirá un nuevo Gobierno Nacional, junto a los ejecutivos de todas nuestras provincias y la mayoría de nuestros municipios. Una nueva composición de ambas Cámaras del Congreso Nacional, que fruto de la renovación por mitades y tercios, permanecerá con una fuerte influencia de elecciones pasadas, lo que augura un periodo sin mayorías automáticas.

Somos conscientes de la baja calidad institucional, de un Congreso que no debate ninguna iniciativa que no sea impulsada por el Ejecutivo, de los intentos por condicionar el accionar de la Justicia, de la cooptación de medios de comunicación por parte del gobierno y la intolerancia en la comunicación pública. Pese a estas dificultades, que estamos empeñados en subasanar, no justificamos agrupar fuerzas en frentes electorales basados en polaridades como república y autoritarismo, y mucho menos Democracia y Dictadura. O tratar de reeditar viejas antinomias, creando frentes “no peronistas”.

No formamos parte de aquellos que pretenden desterrar todo lo realizado hasta aquí, ni de los que se oponen a todo para sacar réditos electorales. La Asignación Universal por Hijo, la expropiación del 51% de YPF y de las AFJP, han sido medidas rescatables. Destacamos también, un progreso en derechos sociales expresados, por ejemplo en la extensión de las jubilaciones al 95% de los mayores de 65 años. Y celebramos los avances en derechos humanos y civiles, como el Matrimonio Igualitario y la Ley de Identidad de Género, conquistas por la que las y los socialistas hemos luchado arduamente durante décadas.

Así como destacamos estas medidas, no podemos sino lamentarnos que hayan sido empañadas por otras como la Ley Antiterrorista, el blanqueo de capitales, el Memorándum firmado con Irán y la reciente Ley de Hidrocarburos y Ley Argentina Digital.

El Partido Socialista de Argentina, junto a otras fuerzas políticas, constituyó el Frente Amplio Progresista de cara a las elecciones presidenciales del año 2011, obteniendo más de 3.700.000 votos y el segundo lugar en aquella contienda electoral. Lo hizo tomando como marco el Frente Progresista Cívico y Social de Santa Fe, con sus exitosas gestiones de Gobierno Provincial y en la Municipalidad de Rosario.

Fruto de las alianzas electorales realizadas en las distintas provincias del país en las elecciones del año 2013, valoramos propicio ampliar aquella construcción para incluir al conjunto de las fuerzas de Centro Izquierda, en la convicción de que solo desde la mirada, la acción y la política progresista se puede erradicar la desigualdad y avanzar en mayores niveles de democracia.

Nos inspiran las positivas experiencias regionales, que han sido revalidadas por sus pueblos en los últimos procesos electorales: Brasil, Chile, Bolivia y Uruguay, muestran que es posible realizar una fuerte inclusión social, respetando las instituciones y garantizando la estabilidad económica que sustente crecientes niveles de bienestar en el largo plazo.

La razón de la unidad de los sectores progresistas no se basa únicamente en una coyuntura electoral, sino en la convicción de que la complejidad de los problemas y desafíos del presente no pueden solucionarse con la acción de un solo partido, ni de una sola mirada. Si queremos hacernos cargo del presente para transformar el futuro es preciso desarrollar la unidad de los sectores progresistas.

Estamos convencidos de que es posible construir una alternativa real de gobierno, desarrollando un Frente político de largo plazo, que se consolide con distintas experiencias de gobierno en los ámbitos municipales y provinciales, que forje una identidad común, que logre darse una institucionalidad en su funcionamiento y en las formas de dirimir los conflictos.

A partir de este análisis de la realidad y teniendo las herramientas necesarias para modificarla, somos parte constitutiva del Frente Amplio Unen. Existe en nuestro país un amplio electorado de centro izquierda, progresista, que necesita verse reflejado en una expresión política que materialice a través de su programa y de las conductas de sus dirigentes, esta propuesta de cambio para nuestro país. Las sociedades democráticas precisan expresiones modernas tanto de la izquierda como de la derecha. Pero estamos convencidos de que los problemas que presenta el capitalismo actual no se resolverán con las viejas políticas del liberalismo económico, sino que precisan una respuesta contundente de las ideas, la filosofía y la acción de una izquierda democrática.

No hay vientos a favor para quienes no saben a dónde van. Es tiempo de ratificar convicciones y rumbos, es tiempo de hablar con claridad. No seremos parte de ningún rejunte electoral que repita frustradas experiencias inspiradas en falsas dicotomías o meras conveniencias electorales de corto plazo. Por lo tanto, las y los socialistas no compartiremos ninguna alternativa electoral ni con Macri, ni con Massa.

Vamos a trabajar, junto a otros integrantes del FAU para que nadie tergiverse su composición y los objetivos que le dieron origen. Vamos a trabajar para fortalecer el Frente Amplio Unen, con los valores y principios que se expresan en su acta constitutiva. Vamos a trabajar por una identidad mayor de los valores y propuestas de la Izquierda Democrática. Vamos a seguir trabajando, en suma, por más Participación, Solidaridad y Transparencia, por mejor Democracia y por más Igualdad.

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